lunes, 12 de mayo de 2008

Elizondo: seguirá, pero con menos atribuciones

Miércoles 7 de mayo de 2008 | Publicado en la Edición impresa
Elizondo: seguirá, pero con menos atribuciones

Se reunió con Grondona y el titular de la AFA decidió que no intervenga en designaciones ni sanciones de referís

Horacio Elizondo intentó desafiar a Julio Humberto Grondona, pero la apuesta le salió al revés. No sólo no consiguió su cometido, sino que su poder al frente de la Dirección de Formación Arbitral (DFA) quedó muy limitado. Luego de un cónclave realizado ayer en la AFA, donde la posibilidad de la renuncia del ex árbitro estuvo siempre sobre la mesa, finalmente se acordó que Elizondo no participe más en todo lo que se refiera a las designaciones y a las sanciones de los jueces y sólo tenga una tarea formativa.

Grondona y Elizondo se cruzaron anteayer en el predio de Ezeiza. "Calmate, vení a la AFA y hablamos tranquilos", le dijo el dirigente, sin recibir respuesta concreta. Ayer, Elizondo llegó a la AFA a las 16.30 y se retiró cerca de las 18.40, y se excusó de hacer declaraciones a la prensa. Antes había tenido dos reuniones ásperas; la primera, con Jorge Romo, el presidente del Colegio de Arbitros. "Yo obedezco a los dirigentes y al comité ejecutivo", fue el resumen del mensaje de Romo que el titular de la DFA escuchó con bronca.

Luego llegó la reunión con Grondona y José Luis Meiszner, el secretario ejecutivo de la AFA. El comienzo del diálogo fue muy duro. Elizondo manifestó todo su malestar por la designación de Gustavo Bassi para el superclásico realizada por el Colegio presidido por Romo, pese a su sugerencia para que ese juez fuera parado por la mala actuación en la fecha anterior en Racing vs. Tigre. Pero está claro que Elizondo perdió: se fue del edificio de la calle Viamonte con menos atribuciones con las que había entrado. Y el que ganó fue Jorge Romo, un enemigo suyo e históricamente cercano a Grondona, que ahora, además de realizar las designaciones como sucede habitualmente, tendrá el poder de parar a los jueces.

"Hablamos de lo que se hará en el futuro y quedamos en que Elizondo trabajará en la docencia, formando árbitros del interior y del Consejo Federal", dijo Meiszner. "Entendimos que era una buena oportunidad para recordar que la tarea de designación y sanción es exclusiva del Colegio de Arbitros, que tutela Romo", agregó.

Este punto es trascendental. A fines de 2007, la creación de la DFA se retrasó porque Elizondo quería tener bajo su control las designaciones. Finalmente se decidió que su misión sería sugerirle al Colegio los árbitros habilitados para dirigir y, además, cuáles eran los aconsejables para cada partido. Ese matrimonio por conveniencia funcionó hasta el superclásico.

La pregunta del millón es: ¿por qué Elizondo, un hombre que siempre defendió sus principios y al que muchos apodan Mula por su terquedad, no renunció ante semejante escenario contrario?

Pese a varios intentos de LA NACION, ayer Elizondo prefirió el silencio, pese a que el viernes último había manifestado que hablaría luego de la reunión con Grondona. En los pasillos de la AFA se manejaban dos respuestas posibles al interrogante planteado. La principal es la intención de Elizondo de defender a su equipo de trabajo, convocado hace escasos cinco meses para un proyecto considerado revolucionario para la formal estructura de la AFA. Es que después de muchos años se consiguió crear una nueva dirección en la AFA. Además, con un gasto importante: involucra a 30 personas con costo de 220.000 pesos mensuales.

"Elizondo no se fue porque cobra un sueldo muy importante que ronda el 10% del presupuesto de la DFA. Y en la política no conseguirá un ingreso así, ya que un ministro gana 8000 pesos", dijo una alta fuente del ambiente de los árbitros sobre la segunda opción de respuesta a la pregunta de por qué no renunció Elizondo.

El panorama puede ser peor todavía. Anoche, en la AFA se manejaba la posibilidad de volver al sorteo para designar los jueces en cada fecha. Esta modalidad se realizaba hasta antes de la llegada de Elizondo, que se opone terminantemente a este sistema. Tal vez ésa sea la gota que termine por decidir a Elizondo por la renuncia, que todavía flota en la cabeza del ex árbitro mundialista.