“...Respetando el estilo y personalidad, cada árbitro debe seguir cierto proceso para alcanzar el mejor rendimiento...”
Realmente resulta muy interesante el tema del arbitraje lo que motiva nuevamente escribirles algunas líneas sobre Psicología del Deporte que pueden ayudarlos a sobrellevar las situaciones estresantes por las que deben transitar y ponerlos en conocimiento que hay herramientas que puedan colaborar con los árbitros y con el desempeño de su tarea.
El año 2003 me regaló la posibilidad de trabajar junto a un colega dentro del arbitraje, dándonos la oportunidad de obtener algunas características psicológicas y emocionales básicas con las que deben contar los árbitros, además de las físicas y técnicas.
Algunas de ellas son las siguientes:
Control emocional
Seguridad
Nivel de atención y Concentración
Autocrítica
Abierto al aprendizaje
Tolerancia a la frustración
Perseverancia
Autodisciplina
Tanto espectadores, dirigentes, entrenadores, deportistas atribuyen sin medida a los árbitros de definir un partido, de que generan violencia, esto no sólo ocurre en el fútbol ni en nuestro país sino que es a nivel internacional en mayor o menor medida y en todos los deportes. Por esto considero que el arbitraje en general debería contar con árbitros con éstas características además de las diferenciales en relación con cada deporte específico.
El árbitro de fútbol, al salir a la cancha debe estar preparado para escuchar cosas como: ladrón, vendido, fracasado, animal y demás insultos ya conocidos que no vale la pena aclarar y eventualmente para la agresión física. Tampoco esto ocurre solamente en las categorías más altas (1° div.) sino en todas las categorías del fútbol, siendo muchas veces más inseguras dado que las instalaciones no están debidamente preparadas para la seguridad del evento en general. La historia nos deja algunos casos en la memoria además de ver muchas veces salir al árbitro con custodia policial.
Por lo expuesto anteriormente, y dadas las circunstancias todos pueden discutir, insultar, agredir pero el único que no puede perder la cabeza es el árbitro. Pues en su figura reside el orden, el juego limpio, la autoridad, el respeto, la buena comunicación, el control de la agresión y de los impulsos.
Que nos hace pensar que un árbitro no se enoja, no se molesta, no se ofende?
Es aquí donde aparece una de las características principales del arbitraje: su control emocional.
Todo el entorno deportivo, el deporte y la competencia en sí misma generan una suma de emociones: nervios, ansiedad, duda, enojos, excesos de activación, pensamientos negativos en relación al desempeño, etc. Todas estas emociones son controlables y se pueden ir mejorando su influencia en el rendimiento deportivo con entrenamiento, con técnicas de relajación, respiración y visualización.
Trabajando con aquellos pensamientos negativos que sacan de la tarea específica al deportista y lo desconcentra.
La seguridad, el sentirse seguro tiene relación con la autoconfianza y la autoeficacia.
La autoconfianza es la confianza que cada uno tiene en sí mismo de realizar esa tarea para la cual se prepara, y se entrena. Es saberse capaz.
La autoeficacia es la convicción de uno mismo de poder ejecutar con éxito una tarea para producir un cierto resultado.
Eso significaría que con instrucciones positivas de autoeficacia se podrá mejorar cualquier actuación contando con destrezas necesarias, pero muchas veces bajo estados de presión externa hasta aquellos mejor preparados pueden dudar de sus propias capacidades.
En un deportista se puede ver esto en el rendimiento en competencia, pero en el arbitraje donde nos observamos?
En la toma de decisión ya que es una de las situaciones más difíciles, donde el número de decisiones que se toman por partido es alta y la posibilidad de error es está presente siempre. El punto es saber que se puede equivocar, que no es infalible, que existen posibilidades de error y que una vez que la decisión está tomada no hay vuelta atrás. Por este motivo la seguridad de lo cobrado es importantísima, independientemente de las quejas, gritos, etc. Ya que si nos quedamos pensando, dudando en la decisión tomada anteriormente no podremos seguir estando en el resto de la competencia, ya que nuestro pensamiento estará en aquella duda o en aquella decisión.
Tampoco nuestra toma de decisión se debería ver influenciada por la presencia de cámaras de televisión que luego marcarán el error desde todo tipo de ángulo, tenemos que sabernos capaces, sentirnos seguros de que la decisión tomada está de acuerdo a lo observado en el momento, desde el ángulo donde se estaba y con la cabeza de que la concentración estaba en el aquí y ahora.
Es por eso que el nivel atencional y la concentración son las otras características, ya que entrenando la concentración, permitirá obtener más seguridad sobre donde estaba puesto el foco atencional al momento de tomar la decisión. Si la atención estaba más abierta y dispersa en el momento de la decisión, provocará duda sobre la situación específica cobrada. Y cuando se duda no sólo se da cuenta la persona que lo hace, sino que a través de la comunicación gestual, el tono de voz, el estilo del pitazo, los otros también lo detectan y se generan así los cuestionamientos.
La autocrítica se relaciona con la posibilidad de verse luego y poder detectar los errores y también los aciertos del desempeño. ¿Por qué siempre quedarse sólo con el error? ¿Por qué siempre observarse en lo que otros resaltan como negativo y resaltar lo positivo de mi actuación?
También poder reconocer los errores a fin de destacarlos y poder trabajar en ellos, poder mejorar aquellos aspectos en los que quizás falte entrenamiento, poder recurrir a aquellos con mayor experiencia y consultar mis dudas, todo es parte de la autocrítica.
Para esto necesito estar abierto al aprendizaje, a seguir capacitándome, a buscar nuevas experiencias que permitan un desempeño cada vez mejor. A veces el pensar que ya se sabe todo, que todo esta aprendido, escrito y/o dicho cierra las posibilidades de crecimiento. Siempre se puede mejorar un poco más. ¿Quién sabe cual es su tope realmente? ¿Quién sabe hasta donde es cada uno capaz de llegar?
Tolerancia a la frustración, está relacionada con saber que se es un ser humano y que el error es una de las posibilidades. Aquí lo importante está en que un error, una equivocación no es el fin. El sentirse mal después de un error en una competencia, no debería tenerme toda la semana pensando en eso, en que si vuelve a pasar “no sirvo para esto”. El error puede ser el principio, una vez sucedido, poder pensar que en la “próxima no ocurrirá”. Poder hacer frente a la adversidad requiere también fortaleza mental. Superarse a sí mismo es lo fundamental.
Perseverancia y autodisciplina van de la mano, ya que se realiza algo con la motivación necesaria hay que dedicarle horas de entrenamiento y para esto hay que ser disciplinado y constante con el entrenamiento físico y si es posible con el entrenamiento mental. Dado que la competencia es cada vez más exigente siempre hay que buscar la forma de un desempeño superior.
Hay que tener en cuenta que a pesar de los errores o las equivocaciones, la perseverancia en la tarea y el mejor desempeño es fundamental para mantenerse acorde a lo que las exigencias del deporte hoy demandan.
Nada es imposible, todo es realizable en la medida en que los objetivos que se establezcan estén de acuerdo a las habilidades físicas, técnicas y mentales que se posee. La competencia personal y la superación de uno mismo depende de mucho trabajo. Ser mentalmente fuerte puede ser difícil pero no imposible de lograr.
Lic. Alejandra Florean
Miembro de la Asociación Metropolitana de Psicología del Deporte.